El uso de las feromonas como programa de control de plagas está cada vez más en auge. Estas se suelen llevar a cabo en las instalaciones de elaboración y almacenamiento de alimentos y se usan para hacer una evaluación y una vigilancia de las plagas y poblaciones de insectos donde previamente ya se han implementado un programa de control de plagas.
Con el uso de estas feromonas existen una gran variedad de factores que afectan a los resultados de los sistemas de control de plagas.
Las feromonas están compuestas por componentes químicos muy volátiles, y esta última es la causante de su habilidad de transmitir muy rápido la información entre los organismos más sensibles a las feromonas.
Esta acción hace que sea más difícil formular feromonas para que puedan ser emitidas de una manera efectiva y lenta.
Cada vez que los dispensadores de feromonas emiten su carga de feromonas en los primeros estadios, decaen sucesivamente a lo largo de su comienzo. Evidentemente en programas anuales las fluctuaciones en la emisión de feromonas se adecuan directamente con las fluctuaciones en las capturas, que de normal no son tenidas en cuenta como si fuese un aumento de la población.
Es adecuado tener en cuenta este dato que representan como puntos de inflexión de capturas cuando se sustituyen los dispensadores.
Muchas de las especies de insectos son sensibles a la concentración de feromonas. Una concentración alta de feromona les provoca el efecto contrario a la respuesta que provoca una concentración baja.
A consecuencia de esta sensibilidad la capacidad de dispersión de las feromonas ha de ser limitada y continua de manera que se prolongue la vida de los dispensadores. La cantidad de feromonas debe de ser lo más acertada posible para que su funcionalidad sea lo más efectiva posible.
Feromonas: aspectos a tener en cuenta
Uno de los mayores problemas que pueden venir a causa del mantenimiento de los dispensadores de las feromonas es que hay que establecer la reposición correcta del dispensador y en el momento oportuno.
El cambio de dispensadores de todos los detectores de insectos en una industria grande puede conllevar un largo periodo de tiempo y eso puede provocar un gran cantidad de errores. Aparte se tiene que valorar la dificultad de revisar los dispensadores reemplazados.
Las consecuencias de perder la correcta posición de alguno de los dispensadores de feromonas en las fechas establecidas puede dar datos alterados a la situación de infestación. Mientras que los otros dispensadores funcionan con normalidad , las unidades que no fueron sustituidas disminuyen enseguida su eficacia.
La población de insectos se pueden incrementar rápidamente en esas áreas sin que los sistemas de monitoreo detecten la actividad real de estos organismos. Con los insectos voladores es aún más confuso, ya que se produce un desplazamiento de las capturas a los sistemas de monitoreo cercanos a el área no cubierta. De esta manera podría darse el caso del diseño de un tratamiento químico en un área en la que no se encuentra el foco de infestación.
Los sistemas han de estar protegidos de la luz ultravioleta, una de las causas principales de degradación. Las feromonas están contenidas en un gel que las protege del calor. El gel regula la velocidad de las moléculas que contiene, de forma que pasan a la atmósfera de forma lenta y dosificada. La vida media de estos dispensadores ronda los 90 días.
Los dispensadores contienen el gel en una cápsula de polipropìleno, cuya superficie permite la volatilización de las feromonas. Estas cápsulas desarrollan distintas funciones entre las que destacamos la protección mecánica del gel y la protección contra la luz ultravioleta.
Para la correcta sustitución de los dispensadores se puede establecer un código de colores. Como la duración media de los dispensadores es de 90 días sólo serán necesarias 4 recargas por año y trampa. Cada cambio será marcado de diferente color.
Así cada trimestre tendrá un color, por ejemplo el primer trimestre azul. Tres meses después serán sustituidos por dispensadores marcados de verde, los siguientes rojos y el ultimo amarillo. Así si se localizase algún dispensador no sustituido habrá que prestar especial atención en esa área.
Un simple sistema de colores puede prevenir problemas derivados de una incorrecta sustitución de los dispensadores. Aunque el error humano siempre está presente, el código por coloración reduce la confusión entre dispensadores nuevos o usados. Siempre pueden ser revisados por cualquier miembro de la plantilla de trabajadores y sustituidos de forma correcta.
La utilización de sistemas de monitorización es una de las principales herramientas de trabajo para controlar las plagas. Aunque una información incorrecta puede ser más peligrosa que la falta de información.
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